Artículo de Ignacio Bazarra para la revista Interactiva Digital en su Especial XX Aniversario
Nacidas a partir de 2004, han entrado en la adolescencia. Son tiempos de cambios físicos, de no querer parecer diferente y de terror a mirarse en el espejo. En esta década, las redes sociales alcanzarán la madurez, pero les sorprenderá con una imagen muy deteriorada. Instagram ha alcanzado los 1.000 millones de usuarios durante la pandemia. El encierro por la covid-19 ha sido más llevadero gracias a las redes. Twitter ha crecido porque se necesitaba un altavoz, pero ha sido colonizada por odiadores y difamadores. Facebook, por su parte, sigue enredada en un bucle reputacional.
Casi 4.000 millones de personas disfrutan hoy de las redes sociales, según Hootsuite. El uso ha subido un 43% en todo el mundo por la pandemia. Son datos hasta marzo, así que el incremento será aún más espectacular. Es la mejor oportunidad para las marcas, pero también para que las redes inicien un período de autocrítica y lean las señales que emite la sociedad. Estas son algunas de las tendencias que observamos.
Ejemplaridad España es el sexto país más preocupado por los abusos en el tratamiento de datos. El 72% de los usuarios recela de las redes. Como advierte Bruno Patino, en esta década las veremos sometidas al imperio de la ley y la libre competencia. La ejemplaridad de la que habla Javier Gomá debería empezar por ellas mismas, pero por desgracia habrá que imponérsela.
Aportar valor al usuario “¿Y yo para qué me voy a abrir una cuenta?”. Nos cuesta tomar la decisión. La razón no está en las barreras de entrada ni en la falta de tiempo, sino en que no nos aportan nada útil. Los contenidos que volcamos en la red y que consumimos tienen que ser de calidad.
Menos es más La máxima de Mies van der Rohe hay que grabarla en el frontispicio, por ejemplo en la pegatina con la que cubrimos la webcam del ordenador. No hablamos de buscar la vacuidad ni abusar de la síntesis, sino de ser relevantes. Se acabaron los contenidos sin fin, al peso, para rellenar calendarios.
TikTok agita el mercado La frenética actividad de los 800 millones de usuarios de la red china representa la evolución desde el homo ludens al homo agitatus que retrata Jorge Freire. Está de moda, pero su acta de nacimiento le puede acarrear problemas en Occidente.
Inclusión no es autocensura Pensaremos dos veces lo que comuniquemos, no por miedo sino porque nuestro imaginario y nuestro cargamento ético no es el único y verdadero. El mundo es diverso. Las redes son un formidable instrumento transformador de la sociedad, pero es el individuo y no la red quien debe dominar ese instrumento, como sostiene Adela Cortina.
Más prácticas Veremos crecer las plataformas que ofrecen servicios prácticos para el usuario y reúnen a comunidades con intereses compartidos. Desde LinkedIn (profesionales) a Tinder (relaciones), Nextdoor (vecindario) o GoodReads (lectores).
Hay partido La crisis que sufren Facebook, Twitter y TikTok por las brechas de seguridad, su exposición a intereses geoestratégicos y el tráfico de datos, es la oportunidad para las redes alternativas, como MeWe, Facecast o Minds. Enriquecerán el ecosistema y marcarán el camino a las grandes, que cada vez se parecen más entre ellas.
Ignacio Bazarra. Consultor de Comunicación en Darwin & Verne