Sí, ya no hay directores de arte. Por lo menos cuesta mucho encontrar nuevas generaciones de ellos y los que van saliendo piensan más en las herramientas y tendencias que en las bases propias de la dirección de arte.
Quizás estemos enfocando la educación hacia la creatividad, más hacia tener ideas y cómo venderlas, que está muy bien, pero descuidando otras partes importantes de la formación como la dirección de arte.
Nos centramos demasiado en saber Premiere y cuatro nociones básicas de Photoshop para poder dar esa parte por cerrada y profundizar más en lo que, en principio, parece la parte “más atractiva” de nuestra profesión: pensar.
Y resulta curioso que se vaya imponiendo el atractivo del pensamiento sobre otras disciplinas complementarias desde las cuales también se puede pensar. Quizás la velocidad del día a día, del consumo y de la propia vida nos llevan a fijarnos desde el miedo a la desactualización en los formatos que nos ofrecen los medios hoy, a mirar las nuevas herramientas de TikTok, porque hay que estar en TikTok, que es tendencia, o déjalo y piensa en el metaverso o en… Y todo ello es caduco, mañana saldrá otro formato, otra red u otro medio y, sin embargo, lo que perdurará siempre será una buena idea, un copy memorable o una dirección de arte excelsa.
Ante la pregunta de quién era Gridnik, pocos de los nuevos creativos saben responder o conocen de la existencia del trabajo de Wim Crouwel y, sin embargo, cualquiera de sus trabajos siguen siendo actuales a día de hoy, los pongas en el medio o formato que los pongas. Y es que una buena dirección de arte perdura. Y no sólo es una cuestión de diseño gráfico, sino que hablamos de alguien capaz de crear como uno de los cinco fundadores, el llamado Total Design, ejecutando proyectos complejos para industria, comercio, cultura y gobiernos, toda una corriente que trasciende el diseño para convertirse en un referente en la dirección de arte modernista.
Podemos centrarnos, tanto agencias como clientes, en estar en todo lo nuevo que sale y, sin embargo, llega Adele y bloquea todas las fábricas de vinilos, doblando turnos y no dando a basto en la fabricación de su nuevo LP. Sí, vinilos. Y además, de paso, obliga a Spotify a quitar el botón de reproducción aleatoria porque si ella quiere que su disco se escuche de una manera, ¿quiénes son el mercado o la tecnología para decidir por ella? No manda el formato.
Una buena dirección de arte y la creatividad sobrevivirán al medio y al formato. Deberíamos reforzar la educación de nuestros próximos profesionales no desde el ahora, que no lleguen a las agencias sin haberse definido ni tener claro si quieren ser copy o artes. Volver a hablar de teoría del color, de sistemas reticulares, de tipografías, de tener una buena base de ilustración y de fotografía, de composición y no sólo de tener ideas, sino de entender que todo eso también forma parte de ellas. No hablamos de mirar otra vez atrás, hablamos de cultura visual.